DÍA 24: CATARATAS IGUAZÚ

Bajamos a desayunar con el miedo de ver que nos ponen. No podemos decir que sea de los peores, pero queda lejos de la media. Lo bueno de madrugar un poco es que no hay muchos peleándonos por lo que ofrece la mesa, sobre todo si escasea. La noche ha sido pacífica y hemos podido dormir, gracias también al aire acondicionado porque las temperaturas nos ponen a prueba.
Salimos dirección a la estación de autobuses, no tardamos mucho en llegar porque hay 200 metros. Compramos los billetes en autobús público para llegar a las cataratas, 5 ars. por persona y viaje. Aquí hay mil agencias donde se pueden comprar todo tipo de excursiones.
El viaje dura poco. Llegamos a la misma puerta del parque y hacemos la primera cola. Nos ha llamado la atención una cosa: resulta que hay una sola taquilla abierta para entrar en un parque nacional a primera hora de la mañana y encima cierra durante unos minutos (será funcionario). Bueno, reanudada la venta de entradas pagamos nuestros 85 ars. cada uno e ingresamos en el parque, vemos el cartel del horario de 8:00 a 17:00.
Nos han aconsejado lo contrario que ayer: coger el tren primero hasta Garganta del Diablo, y después el circuito superior e inferior. Seguimos el Sendero Verde, que une la zona de entrada con la Estación Cataratas, lo primero que vemos son cuatro coatíes cruzando que nos sorprenden. Llegados a la Estación nos ponemos a la cola con otros 150 amigos. No esperamos mucho y el trayecto tampoco es largo. Bajamos como borregos, en cuanto nos dicen: “señores para bajarse sigan el camino de la izquierda”, todos obedientes vamos saliendo de la estación para entrar en un sendero metálico que nos lleva por encima del río, con no más de dos metros de anchura hacia lo que será un espectáculo natural.
Llegados a la Garganta con nuestros amigos y compartiendo entre todos el record de 37 fotos por segundo, disfrutamos de una vista espectacular. A medida que cesan los empujones para ocupar la primera fila de la barandilla que ofrece las vistas, disfrutas de un sonido y una imagen indescriptibles. Nos ha hipnotizado, de vez en cuando una voz acompañada de una escalera para hacerte una foto desde arriba te despertaba de tu sueño diciendo: “Les hago una foto”, imaginamos que previo pago te la hará encantado, no hemos probado. Otra peculiaridad del momento y el sitio es el empaparte por el agua que sale rebotada y proyectada por el viento. Refresca, así que disfrutamos y nos mojamos como todos los demás.
Seguimos nuestro camino de vuelta a la Estación Garganta del Diablo. Volvemos a esperar al tren y regresamos a Estación Cataratas para buscar el resto de senderos. Decir en esta parte que hay mucha fauna: los coatíes, pájaros de varios tipos y mariposas nos enriquecen la visita un montón, y si supiéramos cuales son, sería la leche.
Seguimos nuestro recorrido por el sendero inferior. Nosotros hemos hecho el sendero que sale recto desde el fast food de Dos Hermanas, dirección salto de Alvar Núñez, de esta manera siempre hemos tenido el sector más grande de cataratas frente a nosotros. Avanzar es lento ya que nos paramos muchas veces sin cansarnos de las vistas que tenemos delante. Llegamos al salto Bossetti, este lugar es el punto más cercano en el que hemos estado de las cataratas. Está en la base, imaginad como tiene que ser estar debajo de semejante caudal de agua precipitándose desde varios metros. Acercarte es una experiencia genial donde te pones de agua hasta arriba. Lógicamente las fotos las hacemos desde lejos, meter aquí las cámaras es muy arriesgado.
Comemos en el Salto Chico, que resulta llamativo porque cualquier pueblo de Burgos u otras zonas con semejante cascada tendrían un recurso turístico importante. De todas maneras el conjunto que tienen hace que el nombre que le han asignado le haga justicia.
Seguimos viendo toda la zona del circuito inferior pasando por otros saltos hacia el superior. En este caso la vista panorámica es más amplia y las paradas, en los diferentes miradores, se alargan. Queremos disfrutar de lo que tenemos ante nosotros y hoy nos sobra algo de tiempo, gran binomio para viajar. Cuando te quieres dar cuenta el reloj marca una nueva hora, la gente va pasando y nosotros seguimos disfrutando sentados al borde de las Cataratas, indescriptible.

Después de esto y apurado el horario de apertura del parque al máximo, 17:00 de la tarde, vamos hacía el centro de visitantes. Que venga una guarda del Parque cerrando los diferentes miradores también ayuda a pensar que es buena hora para marcharse.
De vuelta al hostel no hacemos mucho, comprar algo de comida para mañana y cambiar a reales brasileños para poder entrar al parque. Lo mejor del cierre del día, la piscina. Un bañito relajante, cena y colgar el blog que hoy ha sido bastante extenso, pero tranquilos que ya sólo quedan dos.
Besos y abrazos según corresponda.
ULTREIA!!!!!!!